martes, 5 de septiembre de 2017

DULCE COMPAÑIA


Hola, les publico uno de las pocas historias que me atrevi a escribir fisicamente, no lo termine de redactar completamente porque de esta forma gano un concurso, siento que asi debe quedar ,sin perder la escencia, el recuerdo de la epoca y el motivo del porque fue escrito.



DULCE COMPAÑÍA

Era mi último año de universidad, solo faltaba un par de meses para que se termine mi internado, al menos es lo que quería pensar pero en realidad me faltan tres meses todavía. Estoy estresada de atender tantos pacientes todo el día, casada de tanto estudiar, necesito salir con mis amigos, viajar a algún lugar, encerrarme en mi cuarto a solas para ver películas o quien sabe que necesite con certeza, lamentablemente no tengo el tiempo necesario.

Así llego octubre, era un día fresco y brillante, hasta los pajaritos mañaneros me recibían con silbidos coquetos, todo se veía distinto, era como una de esas películas de Charles Chaplin donde no necesitas escuchar los sonidos solo con ver las muecas que cada persona realiza sabes que va ser un buen día, hoy es mi cumpleaños.

Todo estaba listo, hoy saldré a bailar con mis amigas del internado.
Solo faltaban cinco minutos para que termine mi turno en el hospital, lo tenía todo planeado, camine velozmente al paradero a tomar el bus hacia mi casa, habían muchas personas en el trayecto, parecía que todos cumplían años, que gracioso pensé. Ya era casi de noche cuando estaba a poca distancia del paradero, no sé por qué pero me detuve unos veinte metros antes de donde está ubicado el paradero, quizás lo hice para subir al bus más rápidamente y poder ocupar un asiento. Estuve como quince minutos esperando el bus, ya me estaba desesperando, el tiempo me ganaba, solo respire profundamente y tome la decisión de parar un taxi. Recuerdo bien como sucedió todo, solo di tres pasos cuando de pronto sentí que algo me seguía, a causa de la oscuridad no pude diferencias que era.

No grite todavía, estaba tensa aun no sabía que me estaba persiguiendo lentamente, pero en mi mente decía:

¡Debe ser una rata! ¡Debe ser una rata! No podía moverme, estaba muy asustada.

Un metro, medio metro, cuando ya estaba a punto de gritar escuche un sonido muy familiar.

Miau… Miau… Miau…

Era una cría de gato abandonada, mi cuerpo ya no estaba tenso y se movió automáticamente dando media vuelta como si no hubiera pasado nada, di tres pasos exactamente, al cuarto paso me sentí rara, sabía que algo estaba haciendo mal, este gatito no tiene la culpa de haber nacido en la calle o quien sabe haya sido abandonado, necesita un hogar, debe ser cosa del destino toparme con él.

Subí al taxi rumbo a mi casa, puse a mi gatito en el asiento para acariciarlo y calentarlo, luego empezamos a jugar todo el viaje, le hacía cosquillitas en su pancita blanca y suave, se defendía con gran poder de mi ataque con sus cuatro patitas con sus garras como arma sin ser efectivos pero esto solo provocaba que le dé aún más caricias.

Tan pronto llegue a mi casa me di cuenta que era tarde, agarre mi gatito y se di a mi hermano para que lo cuidara, solo demore veinte minutos nunca me había cambiado y arreglado tan rápido. Ya e en la fiesta todo era divertido , exactamente era la media noche, bailaba, platicaba, pero algo estaba mal, no podía divertirme libremente , estaba pensando constantemente en mi gatito.

Me abra robado el corazón. Murmure.

Salí de la fiesta a media noche, estaba alegre y no era porque había bebido solo me sentía feliz. Solo quería estar en mi casa, para mi suerte la única persona que no duerme temprano en casa e s mi hermano, le pregunte con una voz juguetona.

¿Mi gatito?

El me respondió:

Durmiendo…

Señalándome donde estaba recostado mire con tanto amor esa bolita de pelos que me robo sonrisas, lo acaricie y dije en voz alta.

Buenas noches.

Ya saliendo del cuarto, sentí un aura de peligro, era mi hermano que me miraba fijamente, me di vuelta lentamente mientras me decía;

Te olvidas tu paquete.

Solo me reí entre dientes, cogí mi gatito lentamente .Era tan pequeño que cabía p perfectamente en mis manos, lo acomode en una caja de zapatos cerca de mi cama, el cansancio me vencía, mis ojos se cerraban lentamente, ya estaba entre sueños.

No sé cuánto tiempo paso pero desperté bruscamente, salte de la cama, era una voz peculiar, suave y delicada, era mi gatito que tenía hambre pero todavía tenía sueño. No sabía en realidad que darle de comer era muy pequeño, no tenía muchas opciones así que me arriesgue, entre al cuarto de mi hermano con su genio que tenía quizás me regala y pero valió la pena, ambos buscamos alguna receta casera para crías de gatos, poco tiempo después preparamos su leche que al dárselo nos dio la impresión que no probaba leche después de tiempo, me dirigí inmediatamente a dormir.

Por fin a dormir. Dije bostezando.

Puse esta vez la caja de zapatos cerca de mi almohada, acomode a mi gatito y me eche en posición fetal en dirección a la caja donde descansaba mi gatito, de nuevo lentamente mis ojitos ya estaba cerrándose, no habrá pasado ni cinco segundos cuando sentí dientes que me mordían delicadamente el pijama, gatito quería jugar y yo quería dormir, jugamos un buen tiempo hasta que se cansó y se acomodó con autoridad entre mi pecho y mi estómago para dormir.
Ya de mañana los dos despertamos al mismo tiempo, yo estiraba mis brazos como señal que ya me voy a salir de la cama, mi gatito hizo lo mismo solo que él se estiraba de una manera más graciosa y con un estilo elegante, pocos minutos pasaron para que en toda la casa se escuche (miau… miau… miau…), todos estábamos felices menos la reina de la casa.

La reina de la casa es una gatita siamés de unos seis años de edad bien educaba y cariñosa, había sufrido una perdida recientemente de un embarazo, se llamaba Millet, como toda reina que cuida su territorio y su familia no aceptaba a los intrusos, aun mas si es otro gato. Todo el día insistimos en que se conozcan pero solo recibía rechazo por parte de Millet .Mas tarde tuve que salir a mi internado así que deje a mi gatito con mi padre.

Ya era casi de noche, la casa estaba vacía, así que entre como siempre a mi cuarto a cambiarme y dejar mi maletín cuando recordé preocupadamente.

¡Mi gatito!

Busque por todos lados pero no encontraba nada, ya estaba preocupada solo grite.

¡Millet! ¡Millet!

Pero no recibí respuesta alguna, así que cogí el celular como segundo opción, marque tres dígitos del número de mi padre cuando escuche un sonido parecido a una canción de cuna.

Ronnn Ronnn Ronnn.

Seguí el sonido con misterio. Es Millet la que emitía ese sonido tan dulce, vi que estaba recostada en la cama de mi padre tapando algo con sus patitas, una bolita blanca con manchas grises, era mi gatito. Me sentí tan feliz a l ver a mi gatito ser aceptado por mi gata, ahora tenía una madre que lo cuidaba, lo bañaba, lo alimentaba y jugaba. Su llegada trajo alegría a cada miembro de mi familia, escuchar una carcajada era ya algo normal.

Ya paso un mes desde que mi gatito falleció de una extraña enfermedad, lamentablemente no llego a cumplir su primer año, pero guardo el recuerdo de cuando llego a mi vida y lo que me enseño durante el tiempo que compartimos. Tomy es el nombre de mi gatito y aun lo extraño mucho.

Todo sucedió en un momento que no estaba planeado, adopte un gatito sin hogar en su etapa de vida donde es más frágil, pensé que hacia una obra de bien al inicio, recién comprendí con el tiempo que el favor era para mí. Ahora soy una mejor persona de lo que era antes, más humanitaria y consiente en los abusos que afrontan nuestras mascotas.



Autor: Samael Jimenez

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